Terapias Alternativas con Flores de Bach
Desde el comienzo de su carrera médica en 1913, El Doctor Edward Bach se sintió decepcionado por los límites de la terapéuticas clásicas y deploraba que los médicos estuviesen demasiado ocupados en considerar la enfermedad misma y asegurarse los medios inmediatos de yugularla, en lugar de interesarse por el ser humano que se oculta detrás de cada enfermo.
Paseando un día al amanecer entre los campos, E. Bach comprendió que cada gota de rocío que cubre una flor se infunde la virtud de la planta. El sol, al calentar esa pequeña masa de agua, extrae y fija la sustancia activa.
Una terapia alternativa adelantada a su tiempo y al Nuestro.
Los remedios florales de Bach no eximen de recurrir a tratamiento quirúrgicos cuando éstos se imponen y pueden suponerse a tratamientos médicos clásicos sin obstaculizar la acción de éstos y sin que éstos impidan la suya.
A diferencia de los remedios alopáticos, homeopáticos, fitoterápicos y espagíricos, los remedios florales de Bach no tienen acción directa sobre el organismo; su empleo, no tiene ninguna contra indicación, y no puede producir un resultado terapéutico secundario no deseado. Tal inocuidad absoluta de los remedios de Bach es digna de hacernos reflexionar, si se piensa que numerosos enfermos padecen trastornos iatrogénicos, estos es, producidos por la terapéutica que se les ha administrado para trastornos anteriores.
Las clásicas condiciones previas o cierto nivel de conocimientos médicos son aquí del todo inútiles; no hace ninguna falta saber suficiente anatomía, fisiología y patología para emitir un diagnóstico, puesto que ese mismo diagnóstico es superfluo; sólo hay que considerar el estado de ánimo del enfermo en el momento de la elección de los remedios florales del Doctor Bach, sin ocuparse de la enfermedad en sí.
El tratamiento instituido se adptará igualmente con mayor facilidad a la evolución del estado del enfermo, puesto que bastaría tener en cuenta la persistencia o modificación de la disposición de ánimo inicial para seguir con los mismos remedios o cambiarlos. De hecho, esta terapéutica puede ser puesta en marcha por toda persona de buena voluntad; es un recurso del arte de curar.
Una vez que empiezan actuar los remedios elegidos, en un primer momento, la disposición de ánimo del enfermo evoluciona y se descubren estados de ánimo más profundos que no se manifestaban al comenzar el tratamiento, un poco a la manera en que las sucesivas capas de pintura que se había aplicado para proteger una superficie han de ser desprendidas unas tras otras si se quiere volver a hallar la materia que recubrían.
Así, la ausencia de resultado terapéutico aparente ( persisten los trastornos fisiológicos) no ha de desanimar al paciente ni a su médico. Se ha de continuar el tratamiento adaptando la elección de los remedios a la evolución del estado de ánimo del paciente; cuando éste haya tocado el fondo de su problema, sobrevendrá la curación.
A menudo pueden descubrirse los signos precursores de una enfermedad en la evolución misma del humor y el estado de ánimo; así, se puede emprender un tratamiento preventivo en cuanto uno no está completamente bien y es presa de un desequilibrio afectivo o mental, por ligero que sea.
El doctor E. Bach dejó un mensaje luminoso que había transcrito en estilo simple y directo "CÚRATE TÚ MISMO", una de cuyas ideas claves, tan reconfortable en nuestra época presa de la duda, es la evocación del hombre para " la felicidad"
Remedios naturales, sencillos fáciles de hacer con ingredientes al alcance de todos.
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